Luego de encontrarse con la oposición del Departamento de Justicia de Estados Unidos por infringir las leyes antimonopolio, este lunes la compañía aérea estadounidense JetBlue anunció su renuncia a la compra de la aerolínea de bajo costo Spirit, proyecto que había iniciado en 2022 por 3.800 millones de dólares.
La decisión era predecible, después que el pasado 16 de enero el juez federal William Young bloqueara la compra argumentando que “la eliminación de Spirit perjudicaría a viajeros preocupados por los precios que dependen de las bajas tarifas de Spirit”.
Asimismo, el fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, dijo entonces que esa resolución del juez suponía una victoria para las “decenas de millones de viajeros que habrían tenido que afrontar tarifas más altas y menos oferta en caso de que se hubiera permitido que la fusión entre JetBlue y Spirit siguiera adelante».
De acuerdo con datos del Departamento de Justicia, las cuatro aerolíneas más grandes de Estados Unidos -American Airlines, Delta Air Lines, United Airlines y Southwest Airlines- controlan el 80 % del mercado, por lo que la compra de Spirit de parte de JetBlue convertiría a esta última en la quinta aerolínea del país.
Explican en un comunicado emitido este lunes, que JetBlue insiste en que cree “en los beneficios competitivos de la operación, que habría dado como resultado un competidor nacional de bajo costo y alto valor frente a las ‘cuatro grandes'».
Al poner fin a la operación, JetBlue pagará a Spirit 69 millones de dólares como parte del preacuerdo y añade que “desea al equipo completo de Spirit el mejor rumbo hacia adelante».
Luego del anuncio de JetBlue, su acciones subieron un 4,31 % en los compases iniciales en Wall Street, en tanto que las de Spirit cayeron a un 11 %.