Inicio DESTACADAS Recorrido de Jesús de Nazaret desde que entró a Jerusalén hasta su crucifixión

Recorrido de Jesús de Nazaret desde que entró a Jerusalén hasta su crucifixión

Las Siete Palabras de Jesús en la cruz

por DeLegalymas

Nelly Ramírez/Redacción Delegalymas

Desde el mismo momento en que Jesús entró a Jerusalén en el lomo de un pollino (burro), su vida fue marcada con la muerte, ya que aunque para una gran mayoría de la población su mensaje era alentador, de sanación con milagros, bienaventuranza…, para otros, específicamente las altas autoridades reigiosas, sus prédicas, eran contrarias a lo que ellos ejercían, por los que se veían amenazados.

De inicio Jesús fue rechazado por los cristianos romanos, al entrar al templo de Jerusalén, donde realizo algunos milagros, derrumbó espacios en los que era obvio se practicaban actos en contra de la verdadera religión, lo que para las autoridades fue un verdadero desafío, lo cual no estaban dispuestos a tolerar ni perdonar.

El recorrido de Jesús antes de ser crucificado estuvo cargado de enseñanzas, tanto para sus discípulos a quienes les estaba dada la potestad de extender por todo el mundo el mensaje, como igual a los que le seguían porque creían él.

Mientras Jesús caminaba por las calles de Jerusalén extendiendo el mensaje de su padre Dios en parábola, como era su estilo de narración, con sus actos dejaba maravillados a todos, menos a las autoridades romana, en las que despertó inquina, por verse desplazadas por alguien al que veían sin importancia, sin poder alguno, un forastero cuyas palabras consideraban inciertas, creadas, sin base.

Pero, los momentos más dolorosos, oscuros, angustia, que vivió Jesús antes de ir al madero de crucifixión, fue primero en el Monte de los Olivos, a donde fue a orar alejado de sus discípulos, donde fue arrestarlo sin ninguna causa aparente, sólo porque era llamado por la mayoría como el Mesías, lo cual no agradada a los que dirigían la Iglesia.

En el huerto de Getsemaní (Monte de los Olivos), mientras oraba, ya Jesús sabía cuál sería su final, incluso todo lo que ocurriría con sus discípulos, incluso lo que dirían para salvarse cuando los identificran, como fue el caso de Pedro a quien había le había dicho que lo negaría tres veces en el momento de crisis, antes de que cantara el gallo, la traición de Judas, quien fue que llevó hasta el lugar  a donde oiraba a sus adversario y lo identificó entre sus discípulos con un beso en l mejilla.

Desde su arresto hasta el día de la crucifixión en la “Gólgota o lugar de la Calavera”, lugar en  donde Jesús fue crucificado, sufrió innúmeras humillaciones, con azotes para que dejara de llamarse el Hijo de Dios, el Rey, por lo que incluso se le hizo una corona de espina, la cual fue colocada en su cabeza de manera burlesca.

Después de ser apresado, azotado sin piedad alguna, dice la Palabra, la Biblia, que Jesús fue enviado al Palacio de Herodes Antipas, quien al recibirlo lo interrogó sobre lo que había oído decir de él, que hacia milagros y, luego de interrogarlo, al no encontrar en él ningún viso de culpabilidad, lo regresó de nuevo a Pilato, quien igualmente al no tener pruebas para dictar ningún castigo hacia Jesús, lo que hizo fue lavarse las manos y dejar su suerte a la decisión de quienes pedían su crucifixión, decidiendo incluso liberar a un consagrado delincuente (Barrabás) quien se encontraba preso por sus acciones delictivas, a cambio de Jesús de Nazaret.

Es  así que la multitud respondiendo a la opción que le dio Pilato de indultar a Barrabás o Jesús, como era costumbre durante la Pascua en Jerusalén, decidieron dejar libre a Barrabás y que se crucificara a Jesús, y así se hizo, el Viernes Santo fue crucificado.

Las siete palabras de Jesús en la cruz según el Evangelio

1.- “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”;

2.-“De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”;

3.- “Mujer, ahí tienes a tu hijo; hijo, ahí tienes a tu madre”;

4.- “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”;

5.- “Tengo sed”;

6.– “Consumado es”;

7.– “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.

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