Nelly Ramírez
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“Virgen de la Altagracia, compañera mía, no me desampare, ni de noche, ni de día”, este estribillo recitado por generaciones anteriores, este sábado 21 de enero, Día de la Virgen de la Altagracia es una ocasión propicia para repetirlo con ahínco, motivado en la fe, ya que obviamente la sociedad necesita de su gran gracia protectora.
La Basílica de Higüey será escenario de cientos de miles de feligreses de diversos puntos del país, funcionarios, empresarios y todo tipo de personas que acuden allí a implorar sus distintos deseos, cumplir promesas, pedir por sanidad, paz, prosperidad… a la Madre de todos.
La Virgen de la Altagracia es llamada la protectora de los dominicanos, debido a que fue aquí en República Dominicana, donde inició la evangelización del Nuevo Mundo hace más de medio siglo.
Documentos religiosos revelan sobre la Virgen de la Altagracia, que ésta en principio -en 1616- fue proclamada con la denominación: Nuestra Señora de la Misericordia, durante el dominio colonial español, nombre que cambia posteriormente a Virgen de la Altagracia, protectora de los dominicanos.
La Virgen de la Altagracia. Si bien es cierto que es un símbolo de la Virgen María, la madre de Dios, venerada, adorada, seguida por los dominicanos de fe cristiana en todo el territorio nacional, también es cierto que su templo sede -la Basílica- localizada en Higüey, provincia La Altagracia, mueve a decenas de miles de personas tanto nacionales como extranjeras, no solo este su Día-21 de enero- sino durante todo el año, por alguna petición especial o bien para conocer su interesante historia de hace más de quinientos años.
Es decir, que la Virgen de la Altagracia es uno de los atractivos de turísticos religiosos más importantes del país, según datos está entre los diez lugares turísticos de República Dominicana.
La “Tatica de Higuey”, como es llamada también por los dominicanos, envuelve una interesante historia documentada en 1502 en la isla de Santo Domingo.
Documentos sobre su historia revelan que el retrato original de la Virgen de la Altagracia, fue traído de España por Alfonso y Antonio Trejo, dos hermanos que se estuvieron entre los primeros pobladores europeos en la isla de Santo Domingo.
Indica además, que los hermanos fueron a residir a la ciudad de Higüey y se llevaron el retrato en la mudanza, el cual posteriormente donaron a la iglesia parroquial para que pudiera ser venerado por todos los comunitarios.
Primer santuario de la Virgen de la Altagracia. Está documentado en la historia, en 1572, mientras que la Basílica fue consagrada como tal en 1971.
Otro dato sobre la Virgen de la Altagracia en Higüey indica que la hija de un rico comerciante de la provincia le pidió que le llevara un retrato de la Virgen de la Altagracia de la cual era devota, de Santo Domingo. Sin embargo, al padre le fue imposible conseguirlo, ya para entonces nadie tenía idea de quién era esa virgen. Ni los clérigos ni los comerciantes habían escuchado ese nombre de la madre de Dios.
Según la leyenda, al padre le tomó la noche en Santo Domingo y decidió dormir en casa de un amigo y regresar a Higüey al día siguiente. Cuenta que después de la cena, el papá apenado, decepción de no poder llevar el encargo de su hija, contó la situación al amigo y demás personas presentes, pero, mientras hablaba, un anciano de larga barba que escuchaba la preocupación, sacó de su mochila una pintura enrollada y se la dio al comerciante, al tiempo que le dijo: “Esto es lo que estás buscando“.
Era la imagen de la Virgen de la Altagracia, el hombre complacido por encontrar lo que le había pedido que le llevara su hija se levantó al amanecer para regresar a Higüey, pero se percató de que el viejo había desaparecido.
Es de ahí que Higüey se convierte en sede, casa principal de la Protectora del pueblo dominicano, venerada siempre como la madre de Jesús, pero exaltada grandemente en su fiesta oficial -el 21 de enero- ya que según los historiadores, para esta fecha en 1690, se celebró en la parte Este de la Isla la Batalla de la Sabana Real, donde el ejército de los españoles, encabezado por Antonio Miniel derrotó al ejército francés.