Redacción Delegalymas
Seúl, EFE.- La exfiscal Seo Ji-hyun, considerada la figura que alumbró el movimiento #MeToo en Corea del Sur, lamentó hoy la falta de mayores avances en su país y subrayó que, pese al costo que ha tenido para su vida personal,volvería a alzar la voz como hizo en 2018.
En su intervención en el Club de Corresponsales Extranjeros de Seúl, Seo consideró que, pese a los comités conformados por el Gobierno tras el estallido del movimiento en 2018, aún no se han anunciado qué reformas o medidas se barajan y, del mismo modo, consideró que los cambios legislativos han sido hasta ahora insuficientes.
Seo echó la vista atrás para rememorar como en 2010, durante el banquete que se sirvió tras un funeral, fue manoseada en público -y en presencia del entonces ministro de Justicia, Lee Kwi-nam- por un superior suyo en la fiscalía, Ahn Tae-gun.
Dado que «tanto la fiscalía como la sociedad coreana en general eran entes tan conservadores» la entonces fiscal optó por no hacer una denuncia pública, y a través de canales privados exigió simplemente una disculpa de Ahn, que hasta el día de hoy aún no se ha excusado con ella.
Con el paso de los años, su superior accedió a cargos aún más altos y decidió degradarla progresivamente hasta un nivel «inédito en los más de cien años de historia de la fiscalía», rememoró.
Seo aseguró que cuando pidió ayuda a la comunidad legal todos coincidían en señalar lo poderoso que era Ahn y le recomendaban dejar el cargo «antes de resultar aún más perjudicada».
Hasta que llegó enero de 2018 y dijo «basta», primero escribiendo un artículo en el que repasó su calvario y después detallándolo en un programa televisivo.
«No tenía idea de cómo se tomaría el público mi entrevista», explicó hoy Seo, que tras grabar el programa llegó a pensar que tal vez no trabajaría nunca más.
«Pero sucedió algo que nunca esperé. Fue tanta la gente, incluyendo a parlamentarios y activistas del movimiento feminista, que me apoyó», afirmó.
El relato de Seo ayudó a que muchas surcoreanas perdieran el miedo a denunciar e hizo aflorar en las siguientes semanas decenas de acusaciones de abusos e incluso de violación contra prominentes figuras del mundo de la cultura, la política o la educación.
También fue un impulso importante para sacar a la calle hace dos años a miles de surcoreanas para pedir cambios profundos, que tal y como recordó hoy, aún no han cristalizado.
Seo dijo haberse emocionado mucho cuando un tribunal condenó finalmente a Ahn en 2019 a dos años de cárcel, pese a que técnicamente la condena fue por abuso de poder y no por abuso sexual.
Además, el Supremo ordenó recientemente revisar la sentencia al considerar que no se ha logrado establecer claramente que Ahn decidiera denostar a Seo por lo sucedido en 2010.
«Mentiría si dijera que no he lamentado mi decisión», concluyó una emocionada Seo, que aseguró que pese al duro peaje que ha tenido que pagar, «volvería a hacerlo».