Redacción Delgalymas
El Tribunal Superior Administrativo (TSA) se declaró incompetente para conocer una acción de amparo sometida por el exprocurador general Jean Alain Rodríguez Sánchez, a través de la que procuraba una disculpa pública de parte del Ministerio Público y, a la vez, que la prensa elimine su nombre de todas las publicaciones que registran el desarrollo de la denominada Operación Medusa, por la que lo llevaron a prisión por corrupción y lavado de activos.
La Tercera Sala del Tribunal Superior Administrativo (TSA), integrada por los jueces Luisa Canaán, Dilcia del Rosario y Jeny Rodríguez, consideró al Cuarto Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional como la instancia ante la que el imputado tendría que presentar sus argumentos.
Al respecto, la procuradora adjunta Yeni Berenice Reynoso ponderó la declaración de incompetencia anunciada este martes por el Tribunal Superior Administrativo (TSA).
Aseguró que el pedimento «evidencia que el privado de libertad desconoce el derecho constitucional que tiene la prensa a informar».
“Jurídicamente, tal y como el Ministerio Público le había solicitado al tribunal, fue rechazado el amparo, porque eran unos pedimentos que en derecho no se sostenían”, dijo la directora general de Persecución del Ministerio Público al ser abordada por los periodistas, luego de que el TSA anunciara su decisión.
“Pretender una disculpa sobre ese fundamento es absurdo y evidentemente que el Ministerio Público lo que se ha dedicado es a hacer una profunda investigación, y nosotros no estamos para hacer recomendaciones a imputados, pero quizás sería más estratégico que (el privado de libertad y sus abogados) se dediquen a preparar sus defensas ante las gravísimas imputaciones que tienen, más las nuevas que se les van a agregar cuando el Ministerio Público tenga a bien presentar el acto conclusivo”, enfatizó Reynoso.
“Pedir que la prensa retire un hecho que es cierto, que informó, es un deseo de una persona que no cree en el derecho que tienen los medios de informar. Nosotros sí creemos y respetamos ese derecho”, dijo.
Desde julio del pasado año el exprocurador Rodríguez Sánchez y los coimputados Alfredo Alexander Solano Augusto, Javier Alejandro Forteza Ibarra y Jonathan Joel Rodríguez Imbert cumplen 18 meses de prisión preventiva en el Centro de Corrección y rehabilitación de Najayo Hombres, en San Cristóbal, por disposición de la Oficina Judicial de Servicios de Atención Permanente del Distrito Nacional.
En el caso figuran como coimputados Rafael Antonio Mercede Marte, Jenny Marte Peña y Altagracia Guillén Calzado, quienes cumplen arresto domiciliario, y Miguel José Moya, a quien le fue impuesta una garantía económica de RD$1 millón en modalidad de contrato, a través de una compañía aseguradora, impedimento de salida y presentación periódica.
Además, contra Rafael Stefano Canó Sacco, el exjefe de Gabinete del procurador Rodríguez Sánchez arrestado en España, el Ministerio Público ya hizo el trámite de la solicitud para su entrega a República Dominicana.
De acuerdo con el expediente, los imputados integraron una red criminal de corrupción que operó desde la Procuraduría General de la República y que, según estimaciones preliminares, estafó al Estado dominicano con más de 6 mil millones de pesos.
El órgano acusador les imputa la violación a los artículos 123, 124, 166, 167, 265, 266 y 405 del Código Penal, que describen y sancionan la coalición de funcionarios, prevaricación, asociación de malhechores y estafa contra el Estado.
También, enfrentan cargos de infracción al artículo 3, párrafo, de la Ley 712, que tipifica el desfalco y que modifica los artículos 171 y 172 del Código Penal, así como a los artículos 5, 6 y 10 de la Ley 53-07, sobre Crímenes y Delitos de Alta Tecnología, por haber incurrido en actos de acceso ilícito, daño o alteración de datos y sabotaje.
El Ministerio Público acusa al grupo además, de violación a los artículos 1 y 2 de la Ley 488-06, sobre Soborno.
Rodríguez Sánchez y sus colaboradores y relacionados están imputados igualmente, de infringir varios artículos de la nueva Ley 155-17, contra el Lavado de Activos y el Financiamiento del Terrorismo.